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Ojo seco digital: lo que la ciencia revela

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Descubre la ciencia detrás del ojo seco digital: cómo el mal sueño y el uso excesivo de pantallas afectan tus ojos.

¿Te ha pasado que luego de trasnochar viendo tu serie favorita en el celular o la tablet, al día siguiente tus ojos arden o están rojos? Muchas personas entre 25 y 55 años experimentan sequedad ocular después de pasar horas frente a pantallas, sumado a noches de mal sueño. El llamado "ojo seco digital" es más que una simple molestia: es un problema real de salud visual propio de la era moderna.

En este artículo, iremos más allá de los típicos consejos y exploraremos de forma clara qué ocurre en los  ojos cuando duermes mal o usas dispositivos electrónicos en exceso. Te explicaremos conceptos clave como “hiperosmolaridad” e ”inestabilidad de la película lagrimal” con analogías sencillas, para entender los mecanismos detrás de los ojos secos y cansados.

¿Qué ocurre en nuestros ojos cuando dormimos mal o usamos mucho tiempo las pantallas?

El impacto del sueño deficiente en la salud ocular

Tanto la falta de sueño reparador como el uso prolongado de pantallas tienen impacto directo en nuestros ojos. Cuando dormimos mal, el cuerpo no alcanza a realizar todos sus procesos de mantenimiento, y los ojos no son la excepción.

Estudios recientes indican que quienes tienen sueño de baja calidad o insuficiente tienen hasta 50% más probabilidad de desarrollar síndrome de ojo seco en comparación con quienes duermen bien. Un mal dormir altera las hormonas y ritmos corporales, generando cambios en la producción normal de lágrimas, favoreciendo la sequedad.

Dormir poco reduce los andrógenos (hormonas) y la actividad nerviosa parasimpática, resultando en menos lágrimas producidas y una película lagrimal más inestable. En términos simples: si no descansamos lo suficiente, nuestros ojos no "recargan" su humedad adecuadamente.

El efecto de los dispositivos digitales

El uso intensivo de dispositivos digitales empeora significativamente la situación. Cuando fijamos la vista en la pantalla por mucho tiempo, tendemos a parpadear con menos frecuencia e incluso de forma incompleta, lo cual significa que la lágrima no se distribuye bien y se evapora más rápido de lo normal.

Piensa en la última vez que estuviste concentrado leyendo en el teléfono: probablemente pasaron muchos segundos sin parpadear. Esa reducción del parpadeo, sumada a la evaporación acelerada por la luz y el calor de las pantallas, deja a nuestros ojos más secos.

La conexión luz azul-sueño-ojo seco

La luz azul de las pantallas usadas en la noche puede confundir a nuestro cerebro, inhibiendo la melatonina (la hormona del sueño). Esto altera los ciclos de sueño y termina afectando también la salud ocular, creando un círculo vicioso donde el mal sueño agrava el ojo seco, y el ojo seco puede interferir con la calidad del descanso.

La película lagrimal bajo presión: ciencia en palabras sencillas

Para entender el ojo seco digital, primero imaginemos qué es la película lagrimal. Nuestros ojos están recubiertos por una delgada capa de lágrimas, como un film protector transparente que los mantiene lubricados, limpios y cómodos. Cada vez que parpadeamos, es como pasar un limpiaparabrisas que esparce nuevas lágrimas sobre la superficie del ojo.

Hiperosmolaridad: La lágrima concentrada

Imagina que tus lágrimas son como una sopa salada. Tiene agua,  sales y otras sustancias en equilibrio. Si dejas una sopa en el fuego mucho tiempo, el agua se evapora y la sal se concentra, volviéndola demasiado salada.

Algo similar ocurre en el ojo seco: al evaporarse excesivamente las lágrimas (por falta de parpadeo, por el aire seco, etc.), la poca lágrima que queda se vuelve hiperosmolar, es decir, demasiado concentrada en sales. Esa "lágrima hiperconcentrada" irrita la superficie del ojo, casi como si le cayera sal en una herida.

La hiperosmolaridad rompe el equilibrio natural y daña las células de la córnea y conjuntiva, iniciando una cascada de inflamación. Cuando las lágrimas se vuelven más saladas de lo que deberían, encienden una alarma química que atrae sustancias inflamatorias.

Inestabilidad de la película lagrimal: el film que se rompe

Pensemos en la película lagrimal como si fuera una fina capa de barniz sobre madera. Si el barniz está completo, la madera (nuestro ojo) está protegida; pero si el barniz es irregular o tiene grietas, la madera queda expuesta al aire y se reseca.

En el ojo seco, la película lagrimal se vuelve inestable, es decir, no logra mantenerse uniforme entre parpadeos. Aparecen "parches secos" en la superficie ocular, porque las lágrimas se rompen en algunas zonas antes del siguiente parpadeo. Esto es como cuando el parabrisas del carro se queda sin suficiente líquido: algunas partes se secan y se ve borroso.

Inflamación ocular: cuando el ojo se defiende

Con lágrimas hiperosmolares e inestables, el ojo básicamente siente que está bajo ataque. La superficie ocular seca envía señales de alarma que desencadenan inflamación. Se liberan sustancias proinflamatorias y acuden células del sistema inmune al ojo, provocando enrojecimiento e irritación.

Es un mecanismo de defensa: el ojo trata de corregir el problema, pero a la vez puede causar daño adicional. La inflamación crónica puede lesionar células productoras de mucina o grasa, haciendo que la lágrima sea aún de peor calidad. Aquí se forma un círculo vicioso: la lágrima concentrada y escasa inflama el ojo, y la inflamación a su vez agrava la sequedad.

El ritmo circadiano y la producción de lágrimas

Un detalle fascinante es que nuestros ritmos biológicos también juegan un papel. La producción de lágrimas tiene variaciones a lo largo del día y tiende a ser menor en la madrugada. Si alteramos nuestros ciclos de sueño (acostándonos muy tarde con pantallas, durmiendo pocas horas), desajustamos este reloj natural y podemos empeorar la lubricación ocular.

Por eso amanecemos con los ojos secos cuando dormimos poco: el balance de la película lagrimal está alterado. La ciencia reconoce que el ritmo circadiano influye en la salud ocular, y un ciclo de sueño-vigilia irregular puede ser otro factor más en el ojo seco digital.

El caso de Luis: Lo que parecía "normal" era ojo seco

Conozcamos a Luis, un profesional de 42 años. Es fanático del fútbol europeo, así que con frecuencia trasnocha viendo partidos que terminan pasada la medianoche. Durante el día pasa tiempo en el computador del trabajo, y en la noche se queda otra hora extra en el celular leyendo noticias y chateando. Luis duerme, en promedio, escasas 5 o 6 horas.

A la mañana siguiente, siente los ojos resecos y arenosos, pero lo atribuye a la falta de sueño. Se echa agua en la cara o usa gotas lubricantes, y sigue su rutina. Con el tiempo, Luis notó que casi todos los días al final de la tarde sus ojos estaban rojos, sentía ardor y a veces le lagrimeaban cuando parpadeaba.

Pensaba que era "normal por el cansancio" o por pasar mucho rato frente al computador. Incluso probó varios trucos: la regla 20-20-20, parpadear más conscientemente y reducir el brillo de la pantalla. Aunque algo ayudaron, los síntomas volvían porque sus hábitos básicos no cambiaron.

El diagnóstico profesional

Durante una jornada de salud en su empresa, Luis tuvo una evaluación visual completa. Para su sorpresa, el especialista le explicó que presentaba signos claros de síndrome de ojo seco: su película lagrimal era inestable y la superficie de sus ojos mostraba pequeñas áreas deshidratadas que se ven al aplicar tintes especiales.

Luis se sorprendió: "¿ojo seco yo? ¡Pero si mis ojos a veces hasta lagrimean!" Ahí aprendió que ese lagrimeo constante era un síntoma de ojo seco compensatorio y que sus hábitos estaban detrás del problema.

La historia de Luis es más común de lo que parece. Varios estudios han encontrado que entre un 26% y 70% de quienes pasan largas horas frente a pantallas sufren síntomas de ojo seco. Con orientación profesional, Luis entendió que debía tomar medidas: mejorar sus horarios de sueño, hacer pausas activas de parpadeo y usar lubricantes oculares adecuados. A las pocas semanas de cambiar su rutina, sus ojos comenzaron a sentirse mucho mejor.

¿Qué dice la evidencia más reciente?

TFOS DEWS II: El Consenso Internacional

El TFOS DEWS II (Tear Film & Ocular Surface Society – Dry Eye Workshop II) es un gran consenso internacional que actualizó la definición del ojo seco. Según este reporte, el ojo seco es una enfermedad multifactorial de la lágrima y la superficie ocular, caracterizada por síntomas de molestias, alteración visual e inestabilidad de la película lagrimal, acompañada de hiperosmolaridad de las lágrimas e inflamación de la superficie ocular.

La ciencia confirma que en el ojo seco ocurren justamente esos procesos: la lágrima pierde su equilibrio (se vuelve inestable y más concentrada) y eso lleva a inflamación y daño en el ojo. Este consenso subrayó que el ojo seco suele ser multifactorial, interviniendo factores ambientales, hábitos, componentes genéticos y de salud general.

LUBOS 2024: El Consenso Latinoamericano

Más recientemente, el Consenso Latinoamericano de Lubricantes Oculares y Ojo Seco (LUBOS) 2024 recogió la evidencia más reciente para nuestra región. LUBOS reafirma que el ojo seco implica una pérdida del equilibrio de la película lagrimal, ya sea por déficit de lágrima, evaporación excesiva o ambos.

Un aporte clave de LUBOS 2024 es que agrega explícitamente que el estilo de vida y las condiciones ambientales son desencadenantes o factores agravantes del ojo seco. Que un documento científico lo diga está validando lo que muchos sospechábamos: pasar horas frente a la pantalla, estar en ambientes con aire acondicionado, y nuestros hábitos diarios tienen un impacto real en la salud de nuestros ojos.

Algoritmos modernos de tratamiento 

El consenso LUBOS desarrolló un algoritmo práctico para el diagnóstico y tratamiento del ojo seco, enfatiza en el uso apropiado de lágrimas artificiales según el tipo y severidad de cada caso. Por ejemplo, recomienda elegir fórmulas que contrarresten la hiperosmolaridad y la inflamación, algunas contienen osmoprotectores para proteger las células del estrés salino.

Estrategias respaldadas por la evidencia

Optimización del entorno digital

Basándose en la evidencia actual, las estrategias más efectivas incluyen controlar la iluminación del espacio de trabajo, mantener las pantallas a una distancia apropiada (50-70 cm), y posicionarlas ligeramente por debajo del nivel de los ojos para reducir la exposición de la superficie ocular.

Higiene del sueño para la salud ocular

La evidencia científica respalda la importancia de mantener horarios regulares de sueño, evitar pantallas al menos una hora antes de dormir, y asegurar 7-8 horas de descanso nocturno para permitir la regeneración adecuada de la película lagrimal.

Técnicas de parpadeo consciente

Los estudios demuestran que implementar pausas regulares para parpadear conscientemente (parpadeos completos que cierren totalmente los párpados) puede mejorar significativamente la distribución de la película lagrimal y reducir los síntomas.

El círculo vicioso y cómo romperlo

La investigación actual confirma que el ojo seco digital se alimenta a sí mismo: más sequedad produce inflamación, y la inflamación produce más sequedad. Romper este círculo vicioso requiere un enfoque integral que aborde los factores desencadenantes (hábitos de sueño, uso de pantallas) y las consecuencias (hiperosmolaridad, inflamación).

El manejo exitoso del ojo seco digital no consiste solo en usar lágrimas artificiales, también se requiere modificar el estilo de vida mientras se trata activamente la inflamación ocular subyacente.

¿Cuándo buscar ayuda profesional?

Si experimentas síntomas persistentes como sensación de arenilla, ardor, enrojecimiento frecuente, visión borrosa intermitente o lagrimeo paradójico, especialmente si estos síntomas empeoran durante las jornadas de trabajo frente a pantallas o después de noches de mal sueño, es momento de buscar evaluación profesional.

El especialista realizará pruebas específicas para medir la estabilidad de la película lagrimal, evaluar la osmolaridad de las lágrimas, y detectar signos de inflamación que no son visibles a simple vista.

¿Reconoces en tu rutina diaria los patrones que describimos? No esperes a que los síntomas interfieran significativamente con tu productividad laboral o calidad de vida. Un diagnóstico temprano y un plan de manejo personalizado pueden prevenir la progresión del ojo seco y restaurar tu comodidad visual para que puedas mantener tu rendimiento profesional sin comprometer la salud de tus ojos.

Material diseñado con propósito informativo y/o educativo. Contiene conceptos y/o recomendaciones generales que en ningún caso  pretenden reemplazar la consulta médica. Las recomendaciones deben ser revisadas y acordadas  con profesionales de la salud. La información presentada se basó en las fuentes citadas en las referencias.:



Referencias

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